Capitulo 11: To Your Heart
Mañana… Mañana… Mañana…, me repetía una y otra vez. Estaba en
el coche de camino a casa con mi padre. Ya tenía todas las cosas preparadas y habíamos
ido a comprar la comida para cenar esa noche. El ambiente por alguna extraña
razón estaba algo tenso. Últimamente cada fin de semana mi padre y yo
acabábamos peleados. Yo le miraba de reojo y se le notaba molesto por algo. Sin
más rodeos decidí preguntarle.
-¿Qué es lo que te pasa ahora? ¿He hecho otra
vez algo que no te guste?
-¿Te atreves a preguntarme qué me pasa? ¿No lo
sabes bien?- le miré molesta porque era la misma
historia de siempre. Desde que llegué de Corea.- No me gusta ese chico. Un novio famoso solo te hará sufrir. Además cada uno vivís en una punta del mundo. No creo…
historia de siempre. Desde que llegué de Corea.- No me gusta ese chico. Un novio famoso solo te hará sufrir. Además cada uno vivís en una punta del mundo. No creo…
-¡Ya basta! ¡Estoy harta de que cuestiones
nuestra relación! ¡Ni siquiera le conoces! ¡No puedes juzgarle!
-¡Lo hago por tu propio bien, porque sé que
sufrirás y me niego a ver a mi hija llorar!
-Lloraré si no me dejas verle.
Aparcó el coche frente a la casa y yo bajé
dando un portazo sin mirarle a la cara. Me encerré en mi habitación que por suerte
tenía cerrojo y me acosté en la cama con el iPod. Escuché los golpes que daba
mi padre, obviamente cabreado por haberle cerrado la puerta, así que aumenté el
volumen para no escuchar nada. Apagué la luz y sin cambiarme y sin comer nada
me dormí.
Cuando desperté todavía era de noche. Me
incorporé y miré la hora en el móvil. Las
5:47 a.m. Me levanté y me cambié de ropa. Guardé la que tenía puesta en la
maleta y sin hacer ruido bajé con todas mis cosas a la calle. No puede obligarme a quedarme aquí. Aunque
yo también le he contestado fatal. Podría haber intentado hacerle cambiar de
opinión. Pero ahora ya es tarde. Guardé las cosas en el coche y me subí.
Antes de irme al aeropuerto pasé por casa de Woosung. No quería despertarle,
pero al menos de él sí quería despedirme. Le llamé por teléfono y le dije que
bajase a la calle. Abrió la puerta y se quedó parado mirándome. Las lágrimas ya
no aguantaban más y comencé a llorar mientras le daba un pequeño empujón para
que me dejara entrar.
-¿Qué te pasa?- me preguntó con tono
preocupado- Por favor Hye Hoon, contéstame. ¿Qué ha pasado?
Entramos al salón y cerré las puertas silenciosamente
para no despertar a nadie. Me senté en el suelo y dejé que saliera todo el
dolor que sentía. Woosung se sentó frente a mí y me miró dolido. Me acarició el
pelo y me cogió de la mano.
-Por favor... Dime qué ha pasado...
-Soy una mierda.- no contestó. Simplemente se
quedó mirándome y escuchándome atentamente.- ¡Una mierda de hija, una mierda de
amiga y lo único que hago es joder al mundo con mi existencia!
-No digas eso- dijo en un susurro.
-¡Tengo razón y lo sabes!- me pasó la mano
libre por la cara para limpiarme las lágrimas que brotaban y brotaban.- No
valgo ni como estudiante ni como persona. Preferiría estar muert...
No pude continuar la frase porque algo me
impedía hablar. Abrí los ojos de par en par cuando me encontré con Woosung tan
cerca de mí. Jamás había expresado esos sentimientos hacia mí. Yo me quedé muy
quieta sin saber qué hacer hasta que él se separó de mí y me miró a los ojos.
-No... No quiero que te vayas de mi vida...-
me abrazó y me susurró al oído- Te quiero.
Me separé confusa de él y sin decir palabra
salí de su casa subiéndome al coche para irme al aeropuerto. Menudo fin de semana. Puse la música
para evadirme. La carretera se me hizo eterna. Cuando llegué al aeropuerto fui
a la cafetería para matar el tiempo. Todavía quedaban dos horas para que
saliese el avión, así que llamé a la camarera.
-¿Qué quieres?- preguntó bruscamente.
-Emm… Un bombón, por favor.
Se dio la vuelta y comenzó a prepararlo. Menuda forma de tratar a los clientes,
pensé. Agarré la taza y soplé antes de dar el primer trago. Al menos estaba
delicioso. Me tomé mi tiempo para bebérmelo, ya que no tenía nada mejor que
hacer hasta la hora del vuelo. Me levanté de la barra, porque la continua
mirada de la camarera me ponía más nerviosa, y me senté en una de las mesitas
de madera que estaban junto a la ventana. Medité sobre todo lo que ocurrió ayer,
sobre lo que les diría a mis padres. Pero sobretodo sobre lo que le diría a
Woosung. No quería hacerle infeliz, pero tampoco podía corresponder a sus
sentimientos. Bajé la mirada derrotada y suspiré. Miré a mi izquierda y seguí
con la mirada el avión que acababa de despegar. Retorcí la punta de mi bufanda
con nerviosismo mientras me terminaba el bombón. Dejé el dinero en la barra sin
intercambiar palabra y me fui a facturar la maleta. Había poca gente por suerte.
Cuando terminé me senté cerca de la puerta a esperar a la hora de embarque. No
tardaron más de 20 minutos en abrirlas, y como yo prefería esperar en el avión
decidí subir. Ya sentada decidí enviarle un mensaje a mi hermana, para que no
se preocupara. Antes de apagar el teléfono.
Yong Soo.
Estoy en el avión a punto de despegar hacia Corea. Me he escapado de casa, pero
tranquila, estoy bien. Dile a papá que lo siento y que no se preocupe. Os
quiero. Hasta pronto.
Apagué el teléfono y me relajé. Me quedaban
unas horas de viaje por delante.
~*~
Jonghyun cogió las llaves del coche y ambos
nos subimos. Key nos dijo que quería venir pero nosotros coincidíamos en que
no.
-¿Por qué?
-Porque llamas demasiado la atención y te
pondrías a gritar como loco cuando la vieras.
-¿Que yo llamo la atención? Y vosotros no,
¿verdad?
Onew lo cogió de la cintura y lo metió a la
casa intentando no escuchar sus penetrantes gritos, seguido de Minho. Jonghyun
mientras tanto arrancó el coche y nos dirigimos al aeropuerto. Puse algo de
música para hacer el trayecto más ameno, aunque con Jonghyun siempre surgía
conversación y el tiempo pasaba rápido. Al llegar le dije a Jonghyun que
aparcase cerca de la entrada para que nos viera. Hye Hoon ya sabía que
estaríamos fuera en el coche esperándola. Unos diez minutos después apareció
por las puertas automáticas, con cara de cansancio. Miró en todas direcciones
hasta que yo saqué la mano por la ventanilla haciéndole señas para que viniera.
Sonrió y corrió hasta el coche. Sentí el impulso de salir a abrazarla, pero no
podía. Guardó sus cosas en el maletero y entró. Se lanzó a mi cuello y comenzó
a sollozar.
-¿Por qué lloras?- le dije acariciándole el
pelo.
-Porque he tenido 12 horas de viaje para
pensar en muchas cosas que me gustaría haber obviado de este último día antes
de venir y porque os echaba de menos.
Me soltó y abrazó a Jonghyun también. A
Jonghyun se le notaba feliz y parecía que estaba a punto de llorar, pero se
contuvo. Se sentó bien, colocando el cinturón y nos dijo que ya podíamos irnos.
-¿Seguro que puedo quedarme en la casa?-
preguntó por enésima vez- Puedo ir a casa de los abuelos de Woosung otra vez.
No les importará.
-Pero a mí sí. Has venido para estar con
nosotros todo el tiempo posible, ¿no? Pues te quedarás con nosotros. Ya te
hemos preparado una habitación, diseño de Key.
Accedió a regañadientes, todavía con la
estúpida idea de que sería una molestia para todos. Ya se observaban las
primeras nevadas del invierno. Había al menos tres centímetros. Hye Hoon miraba
por la ventana con el rostro iluminado como una chiquilla que ve por vez
primera la nieve. Sonreí mirando yo también por la ventana. Estiré el brazo
hacia atrás para sujetar su mano, un poco avergonzado, ya que Jonghyun no nos
quitaba la vista de encima y no dejaba de sonreír.
Al llegar a la casa guardamos el coche en el
garaje y entramos rápido. El frío se calaba en los huesos y estábamos deseando
ponernos cerca de la estufa. Jonghyun entró primero para que Key no saltase
encima de ella y nos dejara fuera a nosotros. Estaba sentado en el sofá con
Onew y Minho. Entramos silenciosos, sin apenas hacer ruido. Hye Hoon se acercó
por detrás y le tapó los ojos a Key.
-¿Quién soy?- dijo Jonghyun con voz afeminada.
Comencé a reírme sin poder evitarlo.
-¡Yah, Jonghyun! Deja de hacer el…
Entonces cayó en que si Jonghyun y yo estábamos
en casa, Hye Hoon también. Apartó sus manos de los ojos y se lanzó a abrazarla
chillando, provocando la risa de todos. Nos sentamos todos juntos alrededor de
la pequeña estufa y le preguntamos sobre sus estudios, si lo estaba haciendo
bien, si estaba cómoda. Ella nos preguntó a nosotros también sobre nuestros
conciertos. Entonces Onew le preguntó sobre Woosung y se puso pálida. Le costó
contestar, pero sonrió y dijo que estaba muy bien y que tenía la nota más alta
de la clase. Su rostro se ensombreció un poco y ya no mostraba la misma
felicidad que antes. Estuvimos casi toda la tarde sentados, hablando y
comiendo. Cuando el estómago comenzó a rugir, Onew y Minho se pusieron a
cocinar mientras yo acompañaba a Hye Hoon a su habitación para que guardase la
ropa en el armario y se organizara todo a su gusto. Subí sus cosas y entramos
en la habitación. No era muy grande, era muy luminosa y colorida. Había un armario
de madera en el lado izquierdo. La cama estaba bajo la ventana al fondo a la
derecha. Junto a ella había una mesilla de noche y un escritorio. Yo le había
colocado una estantería para dejar lo que le apeteciera y otro pequeño armario
para colocar sus zapatos.
Dejé la mochila encima de la cama y la maleta
al lado del escritorio. Se dejó caer en la cama y se tapó con la colcha
nórdica. Me acerqué cerrando la puerta y me tumbé a su lado. Nos miramos
sonriendo y me abrazó apoyando su cabeza en mi pecho. Acaricié su pelo y la
estreché más contra mi cuerpo. Sin vacilar le pregunté acerca de Woosung,
porque sabía que había pasado algo.
-¿Os habéis peleado o algo?- un incómodo
silencio lo inundó todo. Hye Hoon se mordía el labio pensativa.
-Me… Me besó cuando me despedí de él y me dijo
que no me fuera… de su vida. Que me quería.
Sabía que
algún día se lo diría. Cuando supo que estábamos juntos puso mala cara, pero
nos felicitó igualmente,
pensé.
-Debía estar desesperado. Seguro que lo ha
pasado mal viéndonos juntos.
-Sí, pero él sabe que no siento nada por él.
Que es una parte muy importante de mi vida y que con ese comportamiento podemos
distanciarnos- de nuevo silencio. Hundió su cabeza bajo mi chaqueta de lana y
sollozó en silencio- Hacía tiempo que había notado que se comportaba de manera
diferente conmigo, pero no quise darle importancia. Cuando nos conocimos me
besó y me pidió ser su novia, pero creía que lo decía en broma y como comenzó a
reírse no me lo tomé en serio. Hasta ahora no había expresado esos
sentimientos.
Se incorporó y se pasó las manos por la cara
suspirando. Me levanté para coger un pañuelo y le sequé las lágrimas. Sonrió en
símbolo de agradecimiento mientras me daba un beso.
-Venga, vamos a cenar.
~*~
Los primeros rayos de luz penetraron en la
habitación y me despertaron. Se me olvidó
bajar la persiana. Me giré y miré el reloj, que era lo único que había en
la habitación, aparte de la foto que nos hicimos en el hospital hace casi un
año en un precioso marco sobre el escritorio, que la había revelado Key para
mí. Eran las ocho y media de la mañana. Completamente cansada me incorporé, y
cogiendo el neceser me dirigí al baño para lavarme la cara, ducharme y peinarme.
Cuando terminé, bajé a la cocina para desayunar algo. No había nadie en el
salón así que deduje que estarían durmiendo todavía. Me bebí el vaso de leche y
me comí las tostadas. Como seguía sin haber actividad en la casa decidí subir a
mirar en las habitaciones. Abrí la primera, la que estaba junto a la mía, que
era la de Onew, y estaba vacía. Miré en el resto y también estaban vacías.
Grité sus nombres y nadie respondía. Curiosa comencé a ver toda la casa,
parándome en las habitaciones que no vi la última vez. No toqué nada ni abrí
ningún cajón. Simplemente eché un vistazo por encima. Pero cuando entré en la
de Taemin y Jonghyun no pude evitar entrar y fijarme en la foto que tenía en su
mesilla. Es la foto que nos hicimos en el
zoo, pensé. La cogí y la miré detenidamente, sonriendo mientras recordaba
aquella primera cita. La dejé en su sitio y me fijé en que no tenían hechas las
camas. Suspiré y las arreglé. Entré en las demás y también las arreglé. Y presa
del aburrimiento cogí la escoba y comencé a limpiar toda la casa al ritmo de
Ring Ding Dong. Terminé cerca del mediodía. No sabía si ellos vendrían a la
casa a comer, pero como no habían dejado nota decidí preparar algo para todos.
Miré en la nevera y saqué todo lo que creí necesitar. Preparé la mesa mientras
el caldo terminaba de cocerse, entonces tocaron a la puerta. Abrí y entraron
los cinco, derrotados por el cansancio.
-Oye, huele muy bien- dijo Minho.
-Me recuerda a cuando iba a comer a casa de mi
abuela de niño- dijo Onew dirigiéndose a la cocina- ¿Qué es?- me preguntó.
-Un intento de ramen- respondí avergonzada.
-Pues tiene muy buena pinta.
Cuando estuvo listo me ayudaron y cada uno
cogió su plato y sus palillos. Durante la comida me contaron lo que habían
hecho y en cuanto terminaron, excepto Minho que se quedó a ayudarme a lavar los
platos, el resto se acostó en los futones al lado de la estufa para dormir un
poco.
-Podría haber venido tu hermana contigo- me
dijo- Hay sitio de sobra.
-Si no fuera porque sé que apenas os conocéis,
pensaría que te gusta mi hermana, Minho.
Parecía un poco sonrojado cuando le dije eso,
pero no le di importancia. Será cosa del
ambiente. Al terminar nos acostamos junto a los demás también. Yo me puse
junto a Taemin y apoyé mi cabeza en su brazo. Él se puso de lado, sin abrir los
ojos y me abrazó.
-Solo eres
una molestia, niña.
¿Por qué no
puedo correr? Mueve las piernas.
-Yo no
quería… Lo siento.
-Deberías
desaparecer.
-Nadie te
quiere.
Callaos. No
quiero escucharos.
-¿Hye Hoon?
-¡Taemin!
-¡No me
toques! Lárgate. Solo me traerás problemas.
-¡NO…!
Me desperté de golpe, sudando, con la
respiración entrecortada. Miré a mí alrededor y todos seguían durmiendo. Me
levanté apartando el brazo de Taemin con cuidado y fui al baño. Me lavé la cara
y fui a la habitación a deshacer la maleta, que todavía la tenía cerrada a cal
y canto. Poco después sonó mi móvil. No conocía el número, así que contesté con
recelo.
-¿Quién es?
-Soy tu
hermana, boba. Estoy en Seúl. He venido a buscarte.
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