Capitulo
12: Señorita
Las piernas me temblaban cual flan y mis
pulsaciones cada vez aumentaban más el ritmo. Todavía no me creía lo que
acababa de escuchar. Soy tu hermana,
boba. Estoy en Seúl. He venido a buscarte, me repetía una y otra vez. Por
una parte me alegraba porque mi hermana era tan importante en mi vida como
Taemin y Woosung, pero… No quiero volver
a casa.
-Estoy en el aeropuerto y no conozco nada de
lo que hay aquí ni entiendo los letreros, así que tendrás que venir a buscarme.
-Oye… Ya que nos hemos gastado el dinero nos
vamos a quedar aquí un tiempo, sin el consentimiento de papá, pero creo que ya
soy lo suficientemente independiente como para hacer lo que me plazca, ¿no?
¿Qué?
-Entonces… ¿No has venido para llevarme a
casa?
-No.
Sentí como si mi alma hubiese vuelto a mi
cuerpo y le dije que ahora mismo iba hacia el aeropuerto a buscarla. Cogí algo
de dinero y bajé a despertar a los chicos para contárselo. Cuando me acerqué a ellos
vi que Minho ya estaba despierto y que se había sentado en el sillón para leer
un poco. Le conté que mi hermana estaba en el aeropuerto y accedió a
acompañarme a buscarla. Por el camino le conté todos los detalles.
-Pero no te vas, ¿no?- preguntó.
-Claro que no. He ahorrado durante cuatro
meses para venir aquí y no pienso malgastar ese dinero- un tanto avergonzada le
pregunté-: ¿Podría quedarse ella también en la casa? Si no podemos irnos a un
hotel o un albergue, no nos importa. Así no causaremos problemas- le dije antes
de que me contestara.
-No causáis problemas. A mí me encanta tenerte
en la casa- parecía que quería decir algo más pero dudaba. Tragó saliva- Y por
supuesto también quiero que se quede tu hermana. ¡Queremos! No… No hablo solo
por mí- tartamudeó.
Asentí feliz y le di un beso en la mejilla
agradeciéndoselo. Había un gran atasco en la entrada del aeropuerto y muchas
personas. Le dije que se quedase en el coche, que iba a ir a buscarla. Aparcó
como pudo para no molestar al resto de vehículos y yo salí disparada hasta la
zona de desembarque. Busqué entre la marea de gente en vano. Como no la
encontraba comencé a gritar su nombre. Así la encontré subida a un banco
agitando la mano para que la viera. Corrí hasta ella y la ayudé con la maleta.
-Me alegro de que no me obligues a volver.
-Es que quiero probar suerte con el amor como
tú.
-¡Ya, claro!
Le di un abrazo y la guié hasta el coche.
Cuando vio quién conducía se puso colorada. Guardé sus cosas en el maletero y
las dos entramos en el coche.
-Welcome to Seúl- le dijo Minho.
-Gomawo- respondió mi hermana- Es una de las
pocas cosas que sé decir- me susurró en español.
-Pídele que te enseñe. Lo haría gustoso. Le
caes muy bien.
-Me moriría de vergüenza hablando con él.
Puse los ojos en blanco y me giré para mirar
la carretera. Le pedí a Minho que le enseñara a mi hermana coreano, aunque solo
fuera hablarlo, y accedió gustoso y contento. Estuvo sonriendo todo el camino
de vuelta a la casa. Cuando estábamos a punto de llegar sonó mi móvil. Es Taemin.
-¿Qué pasa?
-¿Dónde
estáis?- preguntó con tono preocupado.
-¡Lo siento! No os hemos dejado ninguna nota.
Es que… Me ha llamado mi hermana que ha venido a Corea sin avisar y hemos
venido al aeropuerto a recogerla. Ya estamos llegando a casa.
-Me había asustado
cuando no te había encontrado por ningún sitio.
-Lo siento- volví a disculparme.
-No importa.
Bueno, nos vemos en un rato.
-Annyeong.
Al llegar todo fue como cuando llegué yo.
Saludos, abrazos… Le enseñamos la casa, porque ella no la había visto.
-No me puedo creer que vaya a pasar las
navidades con SHINee- me dijo.
Yo sonreí y continué con el resto hasta la
habitación que donde se suponía que dormiría ella. Por supuesto no había nada
preparado, pero no tardaríamos mucho. Entre todos sacamos la cama de sobra que
había guardada en el trastero y la colocamos en la habitación. Recogimos todos
los libros de Minho, la ropa de Key y algunos dibujos de Jonghyun y los
guardamos en el baúl de mi habitación.
Iban a ser las mejores vacaciones de Navidad
de toda mi vida.
~*~
Después de asimilar la sorpresa de tener a
Yong Soo en la casa y de arreglar todo, nos pusimos a preparar algo para cenar.
Mientras cenábamos Hye Hoon propuse ver una película todos juntos esa noche.
Unos propusieron una de miedo y solo dos personas estuvieron en contra así que
decidimos la película de miedo. Esta vez nos tocó a Jonghyun y a mí lavar los
platos, mientras el resto preparaba palomitas y elegían la película. Cuando lo
tuvimos todo listo nos sentamos alrededor del televisor, algunos en el sofá y
los dos sillones y el resto en el suelo con mantas. Al principio la película
era bastante normalilla, no asustaba mucho, pero después era como si sintiera
el aliento de alguien en la nuca. Hye Hoon se acercó mucho a mí y me cogió de
la mano.
-¿Tienes miedo?- le pregunté al oído para no
molestar a nadie y ella asintió.
Le pasé el brazo por el hombro y ella cada vez
que parecía que algo iba a ocurrir escondía el rostro en mi pecho. Hubo
momentos en los que hasta yo saltaba del sofá. Cuando se terminó comenzaron las
típicas bromas para hacer que los asustadizos no pudieran dormir. Cuando nos
quedamos Hye Hoon y yo solos en el pasillo me cogió del jersey e hizo que la
mirara.
-¿Puedes quedarte conmigo esta noche? Sé que
ya soy mayorcita y que parezco una niña de dos años, pero es que no soporto las
películas de terror aunque sepa que son mentira, ¿vale?
-No pasa nada. Puedo quedarme.
Asintió y se metió al baño para cambiarse.
Mientras tanto yo cogí mis cosas y fui a su habitación a cambiarme. Dejé la
ropa sobre el baúl y me senté en la cama a esperarla. Abrió la puerta y entró
corriendo a la cama. Yo la miré sorprendido.
-¿Qué? Tengo frío.
-¿Seguro que solo es por el frío?
Se quedó callada un rato mordiéndose el labio.
-Es que ya habían apagado las luces del
pasillo y no veía nada.
Comencé a reírme y me metí a su lado en la
cama. Ella posó la cabeza en mi pecho y me abrazó bajo las mantas. Saqué la
mano y apagué la luz.
Llevábamos casi tres días seguidos ensayando a
todas horas. Casi no habíamos visto a las chicas, pero nos dijeron que no nos
preocupáramos, que irían al centro solas a visitar algún museo. Un día que
pudimos llegar más pronto a casa y cenar todos juntos Yong Soo nos preguntó:
-Oye, ¿en Noche Vieja supongo que asistiréis a
alguna gala Navideña especial o algo, no?
-Se emitirá en Noche Vieja, pero lo grabaremos
un par de días antes- dijo Onew mientras se servía más sopa- Yo iré a casa de
mis padres para estar con ellos.
-Sí, yo también- intervino Key.
-Todos iréis con vuestras familias supongo.
Nosotras ya veremos lo que hacemos- dijo Hye Hoon.
-Podéis venir a mi casa y así conocéis a mis
padres y a mi hermano- les propuse.
-No. Ya te molesto bastante aquí como para ir
a tu casa a entrometerme en tu reunión familiar.
Le pellizqué la mejilla con los palillos y le
dije que retirase lo que había dicho. Al final conseguí que accediese. Y
estábamos hasta arriba de trabajo la última semana antes de fin de año. Yo era
el que más pisaba la casa junto a Key y Minho. Jonghyun y Onew casi siempre
estaba en programas de radio o televisión. Nosotros tres solíamos ir al estudio
a grabar o a ensayar, excepto un día que yo decidí quedarme con Hye Hoon y dar
una vuelta, aunque no pudimos salir más que a dar la vuelta a la manzana porque
nevaba muchísimo. Era media tarde y no había vuelto nadie a casa. Estábamos
totalmente solos, sentados en el sofá, cerca de la estufa.
-Taemin, ¿mi hermana te ha dicho por qué no
quiere cenar con nosotros en tu casa?
-Sí, pero no te lo voy a contar.
Se puso de rodillas sobre el sofá y me miró
suplicante.
-¿Por qué no?
-Porque debería ser ella la que te lo cuente.
Además, yo tampoco sé los detalles.
Se acercó más a mí y comenzó a morderme el
lóbulo de la oreja.
-¡Vamos! Dímelo o te arrepentirás.
-Si el castigo va a ser así prefiero no decir
nada- dije mientras comenzaba a acariciarle el pelo. Se acercó más a mí y me
obligó a inclinarme un poco. Posó una de sus manos en mi pecho.
-Tú lo has querido.
Comenzó a hacerme cosquillas mientras yo
intentaba evitar sus manos. Acabé quedándome tumbado bajo ella en el sofá.
Acaricié su mejilla y la besé impaciente. Con la mano libre agarré su cintura y
la atraje más todavía contra mi cuerpo. Luego se separó levemente de mí y me
miró llena de deseo.
-¿Haces esto para cambiar de tema y que me
olvide?
-¿Por qué lo piensas?
-Pues porque…
No pudo volver a replicar porque ya estaba
besándola otra vez, pero con más intensidad que antes. Para que no sintiese
frío acerqué la estufa un poco más hacia el sofá y le quité el suéter. Empecé a
descender por su clavícula y poco a poco me acerqué a sus pechos. Esta vez fui
más rápido que la anterior. Le quité el sujetador y ella instintivamente se
tapó y se sonrojó.
-No tienes que avergonzarte.
-Eso dices, pero tú también pareces un tomate.
Aparté sus brazos y besé su pecho. Sí, yo
también me sentía avergonzado, pero me estaba dejando llevar por el placer. Con
las manos los masajeaba y con la lengua hacía que se le erizasen los pelos. Me
apartó y me quitó mi suéter. Posó sus labios insistentes en los míos y comenzó
a desabrocharme el pantalón, mientras yo hacía lo mismo con los suyos. Los
lanzamos detrás del sofá y jadeantes nos incorporamos. Mientras la tumbada
delicadamente en el sofá y me acomodaba sobre ella, empecé a besarla
descendiendo desde su cuello hasta el vientre. Cada vez que ella pasaba una de
sus manos por mi espalda y la otra la enredaba en mi pelo, sentía unos
calambres por todo el cuerpo. Hizo que me incorporase y se sentó sobre mí.
Comenzó a besarme el cuello y a hacerme estremecer. Ascendió hasta mi boca y me
besó intensamente. Se separó unos milímetros y me miró a los ojos.
-Saranghae- susurró con la voz entrecortada.
Sonreí y le devolví el beso. Empecé a quitarle
las braguitas y a cubrir de besos el camino que recorrían. Sin apenas darme
cuenta me lanzó de nuevo sobre el sofá y me quitó los bóxers. Me miró de nuevo
antes de fundirse conmigo y comenzó a contornearse sobre mí. Posó sus manos en
mi pecho mientras gemía conteniéndose. Yo retorcía el cuero del sofá con la mano derecha
mientras con la izquierda me desahogaba con el pequeño cojín de lana. Sus
movimientos eran cada vez más insistentes. Por un segundo la hice parar y volví a ponerme sobre ella. Se abrazó a mi
espalda y me besó al ritmo de las embestidas que aumentaban de ritmo poco a
poco. Mi cuerpo ya no podía controlarlo. Si entraba alguien estoy seguro de que
lo mataría. Paramos de besarnos para recuperar algo de aliento cuando estábamos
a punto de acabar. Sentí sus pequeñas uñas en mis omóplatos. Enredé una de mis
manos en su pelo y para no gritar al llegar al clímax la besé apasionadamente.
Ambos caímos sudorosos sobre el sofá. Me
sentía muchísimo más feliz que la primera vez. No me había dado cuenta de lo
mucho que la había echado de menos hasta aquel día. Estaba más que relajado. No
recuerdo cuanto tiempo estuvimos abrazados, con la manta tapando nuestros
cuerpos desnudos, hasta que Hye Hoon rompió el silencio.
-Siento fastidiar el momento, pero no te vas a
librar de decirme dónde va a ir mi hermana si no conoce a nadie más que a
vosotros.
La miré con cara de enfado fingido y la besé
antes de responder.
-De acuerdo, te lo diré. Pero que sepas que
esto lo he tenido que reconstruir yo sólo porque tu hermana no me lo ha querido
contar- me instó impaciente a que se lo dijera y entre risas se lo dije- Va a
pasar fin de año en casa de Minho. Creo que van a salir juntos, pero no estoy
seguro. Esto me lo dijo Minho. Bueno, él me contó que estaba colado por tu
hermana y que le iba a pedir salir. Al parecer dijo que sí y estoy seguro de
que ahora mismo están juntos, por eso no hay nadie en casa.
-¡Vaya! ¡Eso es genial!
Me abrazó por última vez y salió de debajo de
mí para ponerse la ropa.
-No quiero que lleguen y nos pillen así.
Deberías vestirte también.
Me incorporé e hice lo que me dijo. Arreglé un
poco el sofá y coloqué los cojines en su sitio otra vez. Como ya era tarde nos
pusimos a preparar algo para cenar y dejamos algo preparado por si venían los
demás. Cuando terminamos nos fuimos a su habitación y cogimos el portátil.
-Tengo la sensación de que este va a ser el
mejor fin de año de mi vida- dijo de repente.
-Seguro- contesté mientras besaba su frente.
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